Un beso enorme y mis mejores deseos de paz, amor y fraternidad.

Chaqueta: Mango (otoño 2009)
Jersey: Zara (otoño 2009)
Falda: Mango (otoño 2009)
Zapatos: Bimba y Lola (otoño 2009)
Cinturón: Blanco (otoño 2009)
Medias: Zara (otoño 2009)
Chaleco: Primark (otoño 2009)
Falda: Zara (otoño 2009)
Camisa: Massimo Dutti (old)
Cinturon: Chocolat New York (otoño 2009)
Zapatos: Guess by Marciano (invierno 2009)
Bolso: Tous (old)
La mítica ciudad de Marrakech es una mezcla de contrastes visibles cuando viajero occidental se adentra en la idiosincrasia de la ciudad.
Llamada la ciudad roja es lo primero que llama la atención, los edificios de la ciudad están teñidos de un color rosado caractérisco que la hacen muy bella y exótica.
Es una ciudad moderna que sorprende en cuando al vestir de la mujer musulmana dado que la mayoría huye del integrismo y el radicalismo musulmán que he podido ver en otros países que profesan esta religión. La influencia francesa y europea en general es muy grande, no solo por el turismo, también porque muchos marroquís viven en Europa y van a pasar las vacaciones de verano a su país, y otra razón importante es que muchos franceses están afincados en Marrakech.
El idioma del país es el francés y el árabe, la moneda el dírham, que al cambio en 2009 venía a ser 11 dírham por un euro.
El clima de Marrakech en verano alcanza temperaturas muy altas durante el día y por las noches el Atlas trae un fresquito muy agradable que se disfruta en las terrazas de toda la ciudad o en la calle, puesto que es una ciudad trasnochadora y con mucho ambiente.
Una buena manera de conocer la ciudad y acercarse a su modo de vivir es hospedarse en un riad o un dar. Estos alojamientos son casas donde residían los marroquís, que se encuentran en la Medina, tienen bonitos con patios interiores con fuentes y árboles frutales y terrazas con estupendas vistas de la Koutoubia y la gran montaña del Atlas. La mayoría pertenecen a franceses. La diferencia entre dar y riad es que los segundos eran considerados palacios.
La comida es un placer para los sentidos, el cuscús a las siete verduras, el tajine de pollo al limón, o tajine de cordero a la miel, la pastilla, la harira,... son algunas de las exquisiteces de la cocina marroquí, donde el sabor de las especias y las mezclas sutiles de dulce y salado son maravillosas. Y las buenísimas pastas a base de miel y frutos secos acompañadas con un té a la menta no deben faltar al terminar una buena comida o a media tarde, cuando se impone el descanso después de un día agotador tras las compras en los zocos, con regateo incluido claro.
Una de las construcciones más llamativas de la ciudad es la famosa Torre de la Koutoubia, desde donde se llama a la oración varias veces al día. Es la hermana gemela de nuestra Giralda. Y se observa desde todos los puntos de la ciudad.
La Plaza Jemaa el-Fna, es el centro neurálgico y social de la ciudad. Es la plaza por excelencia llena de colorido y exotismo. Podemos encontrarnos encantadores de serpientes, adiestradores de monos, aguadores vestidos con coloristas ropajes, tatuadoras de henna,… hay puesto de venta de zumo de naranja y frutos secos. Y con la caída de la tarde comienzan a montar los puestos de comida, donde por módicos precios se puede degustar manjares marroquís de lo más típico a precios populares, siempre eso sí, intentando regatear algo.
Una de las construcciones más hermosas que pudimos apreciar en nuestro paso por Marrakech fue el Palacio de la Bahía, es absolutamente hermoso. El artesonado de los techos es maravilloso y se encuentra mucho parecido al arte que adorna en interior de la Alhambra de Granada.
El Palacio El-Badi, apenas conserva nada en su interior, solo pudimos admirar las vistas desde la terraza y ver los nidos de cigüeñas.
Los Jardines de la Menara, son grandes extensiones de olivos y otros árboles mediterráneos donde es preceptivo hacerse la foto en el estanque donde antaño los marroquís se refrescaban en esas aguas fresquitas que provienen de las nieves del Atlas.
El final abierto de "Antes de Amanecer" ya no existe porque en el año 2004 se estrenó la película que nos desvela la continuación de las vidas de Jesse y Celine, nueve años después de ese primer encuentro en un tren donde sus vidas se cruzan para siempre.
Esta tarde he visto "Antes de atardecer", nunca sabré si ese era el final o el principio que yo esperaba, pero la película te hacer pensar tanto como la primera. Posiblemente la vida esa eso, la continua busqueda, el desear, amar y odiar al mismo tiempo, los miedos, las frustraciones, el sentir el fracaso llamando a la puerta, pero negarte a abrirle la puerta, y al final nos acogemos a las pequeñas victorias, que en realidad son un gran triunfo. Como esta segunda película.
No voy a contar nada de la segunda película porque sin querer desvelaría parte de la misma y prefiero que si alguien tiene interés en verla lo descubra por si misma/o.
Habrá una tercera película, pero mientras la esperamos pensaremos en lo que nos cuentan "Antes de Amanecer" y "Antes de atardecer".
Después de una cola de dos horas accedimos al museo y fue emociante ver toda la belleza del arte clásico, en un museo que posee muy poca iluminación, con la paredes negras y solo los juegos de luces hacen que te transportes en la historia.